viernes, 8 de noviembre de 2013

Complejo de Hermione

Creo que es la primera vez en mi vida que entiendo a los niños a lo que no les gustaba ir a clase. Ésos que empezaban a refunfuñar cuando empezaban los anuncios de la vuelta al cole. Yo siempre he pertenecido a ese pequeño porcentaje de gente rara al que le gusta ir a clase. Y no me refiero sólo a la primaria, sino a todas las etapas educativas. Siempre me había gustado ir a clase... hasta ahora.

Nunca (ni cuando era una excluida social) me habían amargado tanto la existencia unas clases. Me han metido en un grupo que lleva ya dos meses yendo a clase, en el que la inmensa mayoría son un grupo de chinos que van en manada (¡y yo que pensaba conocer gente!) y, sobre todo, en el que las clases son leeeeeeeeeeeeeeeeeeeentas, muuuuuuuuy leeeeeeeeeeeeentas (dijeron que era un curso intensivo...). La profesora se equivoca cada dos por tres y me paso las CUATRO eternas horas diarias mordiéndome la lengua para reprimir mi instinto corrector... Cosa que no siempre consigo.

Así, irradiando odio, me quedan otras tres semanas. Y no puedo evitar recordar a Hermione mandando a la mierda la asignatura de Adivinación, porque de verdad que me encantaría estampar una bola de cristal contra el suelo... o abofetear a todos mis compañeros con un libro de fonétique française.