lunes, 9 de diciembre de 2013

XIX

Tengo ojeras en el dedo 
gordo del pie izquierdo y
una sombra se entrevé,
translúcida,
paseándose por mis retinas.

Maquetando las esquinas,
lúcida
de repente, sé
que sólo yo lo veo y
que si no cedo

y no me enredo,
como de costumbre y
como ya debería saber
la música
es la mejor medicina

para sufrir la rutina,
mustia,
hasta que vuelva a poner
los pies sobre Pucela y
viaje atrás en el tiempo.