sábado, 28 de mayo de 2011

Libertas, libertatis


Libertad.

Es, probablemente junto con democracia, una de las palabras más escuchadas estos días. Pero, ¿qué es la libertad? Según la R.A.E., haciendo una selección dentro de las diferentes acepciones, libertad es:

1. f. Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
2. f. Estado o condición de quien no es esclavo.
7. f. Condición de las personas no obligadas por su estado al cumplimiento de ciertos deberes.


Mu' sabia
Teniendo estas definiciones en cuenta, voy a hacer unas reflexiones en voz alta.


Si el ser humano es, por naturaleza, libre, y por la Constitución tiene el derecho de la libertad de reunión y protesta pacífica, los Indignados sólo están haciendo uso de sus derechos para pedir que éstos (sus derechos) se respeten y se hagan cambios que son una necesidad. Es completamente comprensible que los comerciantes de las zonas de las acampadas se quejen porque afecta a sus negocios, pero seguro que ellos mismos tienen hermanos, hijos, nietos, sobrinos o conocidos que, después de esforzarse durante años para tener una cualificación que les permitiera llevar una vida digna, han tenido que marcharse al extranjero en busca de trabajo o bien (más bien mal), están trabajando aquí explotados y cobrando un sueldo ínfimo, si es que no forman parte de la lista del INEM. Piénsenlo y dejen de quejarse.

Además, NO somos esclavos del gobierno (ni de los banqueros y demás seres pertenecientes a la clase acaudalada), aunque "a veces" parecen no darse cuenta. Que pretendan empeorar constantemente la educación en este país es algo que como mínimo, por decirlo de alguna manera poco agresiva (porque esto es una protesta pacífica), me mosquea, porque ya hay suficientes borregos pastando en el prado como para querer convertir cualquier colegio/instituto/ciudad/pueblo en rediles de borreguitos que se dejan pastorear.

Y por último, parece que a toda la clase política (y compañía) ha leído la acepción número siete y ha decidido hacer una interpretación personal que sustente sus actuaciones. Porque, por lo visto, se creen libres del cumplimiento sus deberes. Pues están muy equivocados, señores y señoras, porque si el pueblo ejerce su derecho al voto, es gracias al pueblo que ustedes están ahí, gracias a que esta Ley Electoral de pacotilla les asegura que las cosas nunca cambien más de lo debido para sus bolsillos.

Pues bien, el pueblo se ha hartado. Tarde, es cierto. Pero mejor tarde que nunca. Y ahora se puede oler el miedo de los politicuchos desde kilómetros de distancia. Tanto miedo que se dedican a ordenar cargas policiales como si de los grises en tiempos de Franco se tratara.


No deberían haberse olvidado del significado de la palabra democracia. Pero espero que poco a poco vayan recordándolo y que se les quede grabado a fuego para siempre.

Por mi parte, en las elecciones generales votaré a Ralph, que no parece demasiado corrupto y además va a tener a Lisa de Primera Mama.







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