domingo, 7 de agosto de 2011

Lo normal

Los escasos cinco minutos que tardo de mi casa a la parada del autobús han sido más que suficientes para ver que cada día la gente es más rara. Siento no tener pruebas gráficas, pero la cámara de mi móvil no vale pa' na'.
Aunque creo que con una descripción detallada será suficiente. Y sí, voy a criticar, porque me da la gana.
Pero es que ver a un abuelo con pantalón corto, gafas de sol, gorra y coleta, que se va fumando un puro mientras cojea y se estira los dos pares de calcetines que lleva en cada pie –sí, unos hasta la rodilla y otros hasta el tobillo– muy normal no es.
Y que según das la vuelta a la esquina veas a dos chavales con pintas de canis (de esos que se creen los guays del barrio) y que uno de ellos lleve una pistola de juguete de la cual se ve la culata (con un montón de piedrecitas brillantes) asomando por el bolsillo, pues muy normal tampoco es.


Y viendo esto, he recordado cierta conversación que tuvo lugar entre copa y copa, y que tiene mucho que ver.
Porque ¿qué es lo normal?, ¿quién decide lo que es normal y lo que no? y ¿por qué?
De hecho, ¿hay algo o alguien normal? Seguro que lo que para mí es absolutamente normal, para otra mucha gente puede ser lo más raro del mundo. 
Todos tenemos un concepto de normalidad, pero eso no quiere decir que todos tengamos el mismo (¡ni mucho menos!). Así que supongo que para el abuelo de la coleta, sus pintas son  perfectamente normales y seguramente el pobre hombre no entenderá por qué la gente se le quedaba mirando con cara rara. 


Y aunque critique las "anormalidades" ajenas ya sé que muy normal yo tampoco soy. Pero es que si no, qué aburrimiento, ¿no? 

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