sábado, 4 de agosto de 2012

Sí, he vuelto.


No sé si para quedarme o si vengo de visita, pero me sobran cosas dentro de mi cabeza, tengo que escupirlas en algún sitio y me da pereza ir a por mi diario-monstruo. Además, el pobre está saturado de oírme lloriquear. Lo próximo que le tatúe en sus páginas será algo que no le dé ganas de morderme la mano cual Monstruoso Libro de los Mostruos, I solemnly swear it.






Demasiadas cosas pasan en minutos que parecen segundos.  Noches piratas que se van en un suspiro y un bonito nudo marinero en la garganta que no me deja ni comer ni vivir a gusto. 
Y me siento idiota. Y pequeña. Muy pequeña. Y quiero achuchar a mi peluche humano pero no está. Y me  acuerdo de aquella terrorífica vez que, a mis tiernos 2  años, me desperté y mi mamá no estaba en casa y yo pensé que me habían dejado sola para siempre.


MIEDO


Pero luego resultó que mi mamá sólo había ido a por el pan y no había decidido abandonarme. Así que mi peluche volverá y le achucharé y le lloraré en la camiseta hasta que tenga que escurrirla. Y el nudo marinero se irá deshaciendo y veremos el musical de las Spice Girls allá en tierra de guiris. Y habremos superado el 


RETO




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