lunes, 6 de enero de 2014

Routine

La rutina es una arma de doble filo.

Siempre me ha gustado seguir algún tipo de patrón rutinario en el día a día, como un ritual que ha de cumplirse para que todo salga a pedir de Milhouse. Como mantener una costumbre de quedar cierto día a la misma hora, en el mismo sitio -o quedar en el corte- y con la misma gente, e ir a tomar el mismo café o la misma cerveza. Y, si se empieza a hacer pesado, pues se modifica un poco y se adopta la nueva versión. Me gustaban esas rutinas. Algunas todavía me gustan. Otras cayeron a lo más profundo del Abismo de Helm para no volver nunca más.

Peeeeero, abusar de la rutina es una muy mala idea. Y hacer algo diferente o nuevo de manera espontánea (ir a ver El Hobbit 2 no, si se os ocurre como plan diferente, volved a vuestra rutina de mierda. Será mejor) de vez en cuando es necesario para no acabar hasta el mismísimo. Con excusas como "es que no sé", "es que nunca he ido", etc., no se va a ninguna parte y lo único que demuestran es falta de interés o que se tiene horchata en las venas. 

Y ninguna de esas dos cosas es buena en absoluto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario