Dice un pequeño meapilas que las mentiras hacen llorar al niño Jesús. Pues bien, si eso es así, el tal Jesús este tiene que estar ya más seco que la mojama.
Existen diferentes tipos de mentiras:
Las mentiras a medias o medias verdades, o como dice la gente "no miento, sólo oculto la verdad".
Las mentiras piadosas (esas no sé si hacen llorar al niño o no), que son las que la gente utiliza cuando dicen que no quieren hacer daño a otros... ocultándoles la verdad o tergivensándola.
Las mentiras que causan un bucle de mentiras que hacen que te pillen si no eres un mentiroso cualificado.
Y yo englobaría el resto en mentiras generales que se puede utilizar según la ocasión. Por ejemplo, las mentiras para escaquearte de un acto social. Y aquí es donde quería yo llegar.
Un día te dicen que se va a quedar en tal sitio y que van a ir menganito y fulanita, y a ti, que te apetece menos ir que tener que limpiarte el culo con hojas de cactus, se te ocurre una fantástica y sencilla mentira que pasa a ser tu mejor excusa para no acudir a dicho evento. Bien, esto lo hace todo el mundo y no pasa nada. El problema viene cuando se empieza a mentir por sistema:
- Oye que vamos a ir a...
-Uuuuy pues es que no me encuentro bien.
O...
- ¿Te parece si cenamos esta noche con Fulanita?
- Vaya, ya he quedado. Pero pasadlo bien.
Y cuando ya has encadenado varias de éstas, te das cuenta de lo triste y patética que es la situación. ¡Con lo bonito que sería mandar a la mierda a todo el mundo abiertamente! Como los gatos, si no les gusta alguien le bufan y/o pasan de su culo. Tan bonito que todos deberíamos hacerlo y dejar de ser unos jodidos mentirosos. Pero ¡ay! El complicado ser humano...
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