Salía
de trabajar
eran
las 3 de la mañana.
Todo
el día metida en jarana
desde
mediodía
para
no ganar prácticamente nada.
No
te quejes,
que
la cosa está muy mala.
¡Encima
querrás estar asegurada!
Si
es que os quejáis de vicio,
le
dijo el niñato pijo.
Para
ti no tenemos dinero
ni
para que cuiden de mis abuelos,
pero
yo me caso en un castillo
decía
sacando brillo
al
asta de la bandera
de
Fuerza Nueva
que
el muy cerdo
lleva
en la guantera.
Apretaba
los dientes
mientras
se bajaba del coche
intentando
no girarse para
empezar
los reproches.
Sigue
andando, pensaba.
Que
como la líes,
te
largan.
Entró
al portal rápido,
deseando
que el otro se fuera
para
poder gritarle mentalmente
¡ojalá
te mueras!
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