Nunca (ni cuando era una excluida social) me habían amargado tanto la existencia unas clases. Me han metido en un grupo que lleva ya dos meses yendo a clase, en el que la inmensa mayoría son un grupo de chinos que van en manada (¡y yo que pensaba conocer gente!) y, sobre todo, en el que las clases son leeeeeeeeeeeeeeeeeeeentas, muuuuuuuuy leeeeeeeeeeeeentas (dijeron que era un curso intensivo...). La profesora se equivoca cada dos por tres y me paso las CUATRO eternas horas diarias mordiéndome la lengua para reprimir mi instinto corrector... Cosa que no siempre consigo.
Así, irradiando odio, me quedan otras tres semanas. Y no puedo evitar recordar a Hermione mandando a la mierda la asignatura de Adivinación, porque de verdad que me encantaría estampar una bola de cristal contra el suelo... o abofetear a todos mis compañeros con un libro de fonétique française.
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